«En estos días estamos intentando hacer lo que hay que hacer. Organizarnos en grupos de solidaridad, desplazarnos para ayudar a las personas y los territorios más afectados. Pero no, no somos putos ángeles del barro. Porque, sí, llevamos botas, intentamos agenciarnos palas, le ponemos energía y pasión, intentamos hacerlo con una sonrisa. Pero también estamos muy cabreadas. Porque en la época narrada como del mundo digital y de la “economía verde”, este tipo de cosas siguen ocurriendo y con peores consecuencias que antes.»
