En su breve ensayo America is dead! Long live America, la académica Soraya Murray analiza cómo algunos videojuegos son capaces de vehicular no tanto contenidos como determinadas afectividades políticas. Para ello utiliza el caso de Days Gone, un “survival horror” que permite conectar con el sentimiento de esa parte de la población estadounidense que en la última década ha elegido a Donald Trump como guía espiritual y político.
