de Pedro Castrillo
Dos años después del inicio de la crisis —sanitaria, política y social— desencadenada por el SARS-CoV-2, muchas cosas parecen haber cambiado. Sin embargo, la gestión por parte de los gobiernos europeos sigue rigiéndose por el mismo principio: no realizar inversiones sistémicas en los servicios públicos y descargar toda la responsabilidad de la evolución pandémica en los comportamientos individuales. Se refuerzan los cuerpos policiales para hacer cumplir las restricciones a la vida social, mientras la Sanidad se colapsa con cada nueva oleada por falta de personal y recursos materiales. Se protegen más la producción y el consumo que a la mayor parte de las personas. En el fondo, nada nuevo bajo el sol: se trata del mismo neoliberalismo que conocemos desde hace décadas, aplicado en este caso a una pandemia global. Echar la vista atrás críticamente puede ayudarnos a no perdernos en el mar de la emergencia cotidiana y a encontrar colectivamente nuestros propios principios de acción.