de Pedro Castrillo
Inédito
El médico elegido por la defensa de Alfredo Cospito visitó ayer al preso anarquista que, recordamos, está en huelga de hambre desde el pasado 20 de octubre. En una entrevista a Radio Onda D’Urto, contó que Cospito le había informado de que poco antes de su visita había sentido un temblor en la mano y un fuerte dolor en el pecho. Durante la «crisis», Cospito pudo ver un «brusco salto» en el electrocardiograma que lo monitoriza constantemente. Acudieron enseguida la enfermera y el médico de la prisión, que salieron de la celda alarmados, diciendo que «se estaba muriendo». Pocos minutos después, le inyectaron potasio en vena (tratamiento típicamente usado para diversos tipos de arritmias) y su situación pareció estabilizarse.
En las últimas semanas, la movilidad de Cospito se ha visto fuertemente reducida y los distintos médicos que lo han visitado consideran que gran parte del daño provocado por el ayuno prolongado son probablemente irreversibles, pudiendo quedar paralítico para el resto de su vida.
Recordamos que a finales del pasado febrero, el Tribunal de Casación italiano —con competencias parecidas al Tribunal Supremo del Estado español— rechazó el último recurso presentado por la defensa de Cospito, con lo que la vía judicial para conseguir su vuelta a un régimen carcelario normal se encuentra en punto muerto. No obstante, en una carta que el abogado Flavio Rossi Albertini leyó a los pocos días en una rueda de prensa, el preso anarquista confirmó su intención de continuar con la huelga de hambre hasta sus últimas consecuencias: «Amo la vida, soy un hombre feliz, no querría cambiar mi vida por la de ningún otro. Precisamente porque la amo no puedo aceptar esta no vida sin esperanza».
A este lado del Mediterráneo 