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Migraciones Violencia de Estado

Viaje Túnez-Gradisca d’Isonzo de ida y vuelta , pasando por Lampedusa: el «negocio de la inmigración» del Estado italiano

de Asamblea No CPR-No Frontiere FVG

El Estado italiano lleva a cabo deportaciones en serie, transportando a personas migrantes desde el Mediterráneo central hasta los CPRs (CIEs), desde donde son «devueltos» a Túnez. Se trata de devoluciones en caliente perpetradas bajo la cobertura de un acuerdo entre Italia y el país norteafricano.

de Asamblea No CPR – No frontiere de Friuli-Venecia Julia
Publicado en italiano en el blog de la Asamblea el 27/05/2021
Traducción inédita

Desde el CPR [Centro Permanente para la Repatriación, equivalente a un CIE español] de Gradisca d’Isonzo [en el noreste del país, muy cerca de la frontera con Eslovenia, N. del T.] nos llegan noticias de continuos abusos, perpetrados tanto por los agentes de policía encargados de mantener el orden en su interior como de los «cuidadores» de la cooperativa TUCSO (ex-EDECO). Tras años gestionando centros para personas migrantes y evitando los controles de las autoridades estatales, esta empresa cuenta en su haber con un largo historial de maltratos y tres personas fallecidas sobre sus espaldas.

El CPR de Gradisca sigue funcionando como hub informal para las devoluciones en caliente desde los barcos de cuarentena. Gracias a los acuerdos entre Italia y Túnez, firmados por la ministra del Interior Luciana Lamorgese el pasado agosto de 2020 y cuyo objetivo era «lucha contra el tráfico de migrantes», el Estado italiano deporta, sin permitir que realicen una petición de asilo, a cientos de jóvenes y adolescentes supervivientes de naufragios que consiguen llegar a costas italianas. En pocas palabras, las personas que sobreviven a la ruta del Mediterráneo central son repatriadas inmediatamente, obligándolas así a empezar el mismo viaje desde cero.

El procedimiento de deportación, según las informaciones que hemos podido recoger hasta ahora, funciona de la siguiente forma:

1. Tras ser rescatadas o capturadas en el mar, se obliga a las personas migrantes a desembarcar en Lampedusa o Pantelaria, desde donde son transportadas a barcos de cuarentena;
2. ni en estos lugares, ni en ningún otro de aquí en adelante, se les permite realizar una solicitud de asilo;
3. tras cumplir el periodo de cuarentena, se las transporta forzadamente al CPR de Gradisca d’Isonzo, donde se los instala en la zona azul (aislados del resto de detenidos);
4. aquí, en general, no se les da la posibilidad de usar el teléfono para avisar a sus familias y a menudo no tienen la posibilidad de comunicarse con ningún abogado;
5. el martes y el jueves, a primera hora de la mañana, grupos de diez o veinte personas son transportados en autobuses de la policía hasta Milán; acción de la cual no se les informa con antelación ni a ellos mismos ni a sus abogados (cuando los tienen);
6. desde Milán se los transporta en aviones (según algunos testigos, pertenecientes a la compañía española Vueling) hasta la ciudad siciliana de Palermo;
7. en Palermo un cónsul tunecino autoriza la deportación, tras haberles identificado sumariamente como ciudadanos de su país;
8. cuando ocurren errores en la identificación (por ejemplo, si se transporta a Palermo personas tunecinas con una solicitud de asilo en curso), el procedimiento de deportación se interrumpe. Existen casos de personas que, tras haber llegado a Palermo, han sido transportadas de nuevo al CPR de Gradisca d’Isonzo.

De esta forma, el Estado italiano está llevando a cabo deportaciones en serie que, además de favorecer a quienes especulan con el tráfico de personas, ponen en riesgo la vida de las personas migrantes, obligándolas a iniciar el mismo viaje por segunda vez. Parecería un mecanismo perfeccionado exprofeso para efectuar devoluciones en caliente ilegales, como las que sucedían y suceden desde la ciudad de Trieste hasta Bosnia, deportaciones inmediatas que no garantizan a las personas la posibilidad de solicitar asilo.

En Gradisca d’Isonzo, como en todos los CPR y como hemos escrito a menudo, las condiciones son degradantes, deshumanizantes, humillantes. En distintos vídeos publicados en nuestro blog hay testimonios recientes que lo confirman por enésima vez. Invitamos a todo el mundo a verlos, porque así, aunque nos estemos habituando cada vez más a la miseria de los otros, al menos nadie podrá decir en el futuro que no sabía lo que estaba pasando. En los vídeos se pueden ver camas sin colchón, baños putrefactos, suelos ensangrentados y (nunca lo habíamos visto hasta ahora) una cuerda con un nudo corredizo, atado a la valla por encima de una puerta.

Que las voces que se están levantando por Moussa Balde no queden en unos pocos artículos de periódico. Ocurrió ya con Vakhtang y no puede volver a ocurrir.

El CPR mata estructuralmente, el CPR crea un mundo terrible para todas y todos, el CPR sirven para dar beneficios a ciertas cooperativas con las manos manchadas de sangre y para chantajear laboralmente a las personas migrantes pobres. Hay que destruir el CPR. Por Moussa Balde, por Orgest Turia, por Vakhtang Enukidze, por Faisal, por Majid el Khodra y por todos aquellos que han sido asesinados en los CPRs.

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