de Andrea Capocci
Publicado en italiano en Il Manifesto el 09/03/2021
Traducción inédita
En Italia se producirá la vacuna rusa Sputnik V. El país transalpino se une así a la lista de Estados que han firmado acuerdos para la producción de la vacuna con el Instituto Gamaleya de Moscú, centro donde se ha desarrollado, y con el fondo soberano ruso que controla su producción. El anuncio lo ha realizado la Cámara de Comercio ítalo-rusa: «El consejero delegado Kirill Dmitriev del Russian Direct Investment Fund (RDIF) –se lee en la nota de prensa– ha confirmado que se ha alcanzado un acuerdo con la empresa Adienne Pharma&Biotech para la producción de la Sputnik V en Italia, sellando así el primer contrato europeo para la producción local de la vacuna».
La producción tendrá lugar en las instalaciones lombardas de la empresa, con sede en Suiza, pero de origen italiano. Su fundador es Antonio Francesco Di Naro, que empezó como profesor de Química en institutos de Bérgamo y que hoy lidera la empresa especializada en la producción de fármacos contra enfermedades raras. Además de Italia, la vacuna rusa será producida también en India, Brasil, Corea del Sur, Kazajistán y Malasia. «El acuerdo permitirá iniciar la producción ya en el mes de julio de este año» explica la Cámara de Comercio ítalo-rusa, que en los últimos días ha realizado una serie de encuentros con posibles colaboradores públicos y privados para organizar la producción italiana de la vacuna rusa. «Estos acuerdos permitirán la producción de 10 millones de dosis antes de finales de año».
«Entre las empresas que han mostrado su interés –explica un portavoz a Il Manifesto– la Adienne ha demostrado ser la mejor preparada para iniciar la producción en plazos breves. Dispone de los biorreactores necesarios para reconvertir su línea de producción». Los biorreactores son cilindros metálicos con capacidad para miles de litros en los que cultivos celulares genéticamente modificados sintetizan las moléculas biológicas que componen los fármacos y las vacunas. Se trata de un sistema parecido al de las cubas en las que fermenta el vino, solo que las condiciones del laboratorio están infinitamente más controladas, gracias a un sofisticado sistema de sensores. La escasa disponibilidad de este tipo de biorreactores representa actualmente un obstáculo para el aumento de la producción de vacunas, además del restringido número de personal técnico con las competencias necesarias para su manejo y la existencia de patentes.
De aquí a julio, la Agencia Europea del Fármaco (EMA) podría completar la evaluación de la vacuna rusa, que acaba de iniciar y que se presenta accidentada. «Necesitamos documentación, no tenemos ni siquiera los datos de las personas ya vacunadas» declaró ayer la austriaca Christa Wirthumer-Hoche, presidenta del Consejo de Administración de la agencia. «Por este motivo, invito encarecidamente a los gobiernos a no aprobar apresuradamente la vacuna y a esperar la evaluación de la EMA». La invitación se dirige principalmente a Hungría, República Checa, Eslovaquia y a la misma Austria, países que han decidido ya moverse de forma autónoma respecto a la EMA. Estas declaraciones han irritados a los rusos, que han pedido ya disculpas formales: «Este tipo de comentarios negativos levantan serias dudas sobre la existencia de posibles interferencias políticas en la evaluación en curso».
A pesar de estas contrariedades, fuentes de la Cámara de Comercio han asegurado que ninguna otra institución ha intervenido en el acuerdo Sputnik-Adienne. Por otro lado, la política institucional italiana se ha mostrado hasta ahora muy favorable respecto a la producción de la vacuna rusa. Así, el Consejero de Sanidad de Lazio, Alessio D’Amato, ha firmado un acuerdo con el fondo RDIF para alojar la producción de la Sputnik V con la intercesión del director sanitario del hospital Spallanzani, Francesco Vaia, que nunca ha escondido su entusiasmo por la vacuna rusa. De facto, la operación Sputnik-Adienne, representa un paso adelante en un posible giro soberanista de Italia, más que un aterrizaje de los rusos en Europa. Diez millones de dosis tendrían un impacto real si se destinaran únicamente al mercado italiano, pero serían totalmente insuficientes para la Unión Europea. En este último caso, a Italia le tocarían solo 1.300.000 dosis, que cubrirían quizás una semana de vacunaciones.
Dicho esto, resulta difícil que la Agencia Italiana del Fármaco y el primer ministro, Mario Draghi, convencido europeísta acepten desengancharse de la Unión.
Hasta ahora, el gobierno italiano confiaba en la vacuna de Johnson&Johnson para acelerar la campaña de vacunaciones, ya que ésta necesita únicamente una dosis y a la que mañana, 10 de marzo, la EMA dará con toda probabilidad su autorización. Para junio, la UE espera que la empresa estadounidense produzca 55 millones de dosis, de las cuales 7 serán destinadas a Italia. Pero ya ayer la empresa estadounidense anunciaba que difícilmente conseguirá mantener el compromiso, argumentando, según la agencia Reuters, «problemas con los proveedores de las materias primas y la maquinaria». «En línea con nuestro acuerdo con la Comisión Europea, nos reafirmamos en nuestro compromiso de entregar 200 millones de dosis antes de finales de este año», asegura Johnson&Johnson en una nota de prensa.
No se trata de una gran sorpresa, porque incluso en Estados Unidos la empresa hasta ahora ha entregado solo la mitad de las dosis encargadas. Por otro lado, tampoco el resto de los productores han respetado los compromisos firmados. En este contexto, en que el que la producción y distribución de las vacunas se ha realizado hasta ahora a trompicones, rechazar la oferta rusa será difícil incluso para un gobierno fuertemente europeísta.