de Pedro Castrillo
Inédito
El toque de queda propuesto por el gobierno de la Comunidad de Madrid, una medida que, de llegar a ejecutarse, impediría el movimiento de personas desde las 00:00 hasta las 6:00, toma probablemente inspiración de medidas que ya se están tomando en otros lugares. En el Estado italiano hay dos ejemplos de ello: Campania —región de la cual Nápoles es capital—, donde el gobernador del Partido Democrático Vincenzo De Luca ha establecido un toque de queda desde las 23:00 hasta las 5:00 que entrará en vigor este mismo viernes 23 de octubre; y Lombardía, donde el gobierno regional liderado por el leguista Attilio Fontana ha obtenido en los últimos días el permiso ministerial para ejecutar la misma medida que su homólogo del Sur.
En ambos casos, el toque de queda, «una drástica pero necesaria medida para evitar un nuevo confinamiento», ha sido anunciado a bombo y platillo, y la televisión y los grandes periódicos se han encargado de situar el tema en el centro del foco mediático. Por si fuera poco, el campano De Luca, famoso por su estilo autoritario y arrogante —que en ocasiones lo hacen parecer más un capo mafioso que un representante político—, ha querido subrayar lo importante que considera esta medida pidiendo al gobierno central (y obteniendo) el envío de cien soldados a la región, para ayudar a las fuerzas policiales en el cumplimiento del toque de queda y del resto de restricciones.
Pero los gobiernos de estas regiones —en las que viven casi 17 millones de personas, más de un cuarto de la población italiana— tienen otro punto en común, a pesar de pertenecer a bandos parlamentarios supuestamente antagónicos. Ninguno de los dos representantes políticos ha priorizado en los últimos meses el refuerzo de las unidades de cuidados intensivos (UCIs), último recurso en la gestión de personas con graves síntomas respiratorios, y cuya escasez fue causa directa de miles de muertes durante los meses de marzo y abril, especialmente en Lombardía.
No lo decimos nosotros, sino el mismo gobierno italiano. Recientemente, Domenico Arcuri, delegado del gobierno para la gestión de la pandemia, informó a la prensa de una serie de indicaciones acerca del número de camas que consideran necesario añadir a las UCIs de cada región para afrontar la segunda ola de la pandemia. En Lombardía, cuyas UCIs contaban con 861 camas antes de que se declarase el estado de emergencia, el gobierno central ha calculado que sería necesario añadir otras 585; mientras que en Campania, que contaba con tan solo 335 camas, los cálculos aconsejan incrementar el número de camas con 499 unidades más.
Pero, oh, sorpresa: a día de hoy, ambas regiones han alcanzado únicamente el 20% de lo requerido por el gobierno italiano. Estas administraciones apenas han empezado a reforzar un servicio que en los últimos meses se ha demostrado esencial para evitar las muertes por COVID-19. Así, la retórica oficial queda al desnudo: la prioridad es evitar que la irresponsable juventud haga fiestas en casa o botellones nocturnos por las calles. Los servicios sanitarios, ya tal.
Imaginamos que, en caso de que finalmente el gobierno de Díaz Ayuso —o lo que quede de él— tome la decisión de establecer un toque de queda nocturno en la Comunidad de Madrid, las motivaciones serán parecidas a las de sus homólogos transalpinos: agitar la zanahoria para que continúe el trote hacia el futuro, intentando evitar que desviemos la mirada, no vaya a ser que descubramos el neoliberalismo bajo nuestros pies y las alternativas a nuestro costado que podrían, quizás no salvarnos, pero sí evitar sufrimiento a quienes más lo están padeciendo en la actual crisis.
5 respuestas a «El toque de queda o la zanahoria de la segunda oleada»
[…] Francesco Paolo Figliuolo). Desde la vigilancia de las calles durante los primeros confinamientos y los posteriores toques de queda hasta su función de maestrillos del civismo —con porra y pistola— encargados de controlar el […]
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[…] Francesco Paolo Figliuolo). Desde la vigilancia de las calles durante los primeros confinamientos y los posteriores toques de queda hasta su función de maestrillos del civismo —con porra y pistola— encargados de controlar el […]
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[…] razón de ser, es el emblema de todas las reglas que parecen hechas aposta para ser infringidas: el toque de queda (que el gobierno italiano acaba de prolongar al menos hasta junio). La más insensata y delirante […]
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[…] 23 de octubre de 2020. Son las once en punto de la noche, momento en el cual inicia el nuevo toque de queda establecido por el autoritario presidente de la región Vincenzo De Luca, el cual se anticipaba […]
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[…] puedes superar los doscientos metros de casa, en esta otra son quinientos metros, etc. Más tarde, con el toque de queda, una nueva frontera: la que separa las 21:59 de las 22:00, que más adelante se convierten en 22:59 […]
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