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Ciencia Crisis del covid-19

Los datos no nos salvarán

de Pedro Castrillo

Sobre la importancia de la crítica a los datos del COVID-19 que se están publicando en estos días de emergencia y confusión.

de Pedro Castrillo
Inédito

En estos días más que nunca se hace evidente la fuerza comunicativa de los gráficos, los cuales consideramos una de las formas más elevadas de conocimiento humano porque, cuando se realizan de la forma adecuada, consiguen concentrar muchísima información accesible para casi cualquier persona. No obstante, esa misma fuerza puede volverse una trampa muy eficaz si los datos usados para producir el gráfico en cuestión no son fiables.

Se intuirá dónde queremos ir a parar: los números de personas contagiadas / ingresadas / muertas por una infección de COVID-19 usados para producir esos hermosos gráficos que en estos días invaden nuestro mundo virtual (ése que es ya una parte consistente en la vida de muchas) se han obtenido de tal forma que permiten extraer poquísimas conclusiones consistentes. Quizás ninguna. Esto se debe al hecho de que los famosos tests se están realizando siguiendo criterios totalmente variables, no solo entre las distintas regiones (no hablemos ya entre distintos países), sino también dentro de la misma región e incluso dentro del mismo hospital a lo largo de estas semanas. Igual que la gestión de la epidemia no es resultado de un plan inicial, sino de decisiones improvisadas cuyo objetivo es adaptarse a una situación en parte inédita y cambiante.

Por estos motivos, afirmaciones como «hoy en Italia hay trescientos veintidós muertes menos respecto a la semana pasada» pueden dar mucha seguridad a quien las escucha, pero no reflejan para nada la realidad. Todos los «boletines de muertes» (que se han convertido en la biblia de nuestras cotidianidades) deberían ir siempre acompañados de una explicación sobre qué criterios se han seguido para realizar los tests, de forma que se pueda comparar de verdad los datos entre un momento y otro. Porque no se detecta a la mayor parte de las personas infectadas, y a muchas personas ingresadas en los hospitales e incluso a muchas de aquellas que mueren en las UCIs no se les realiza ningún test. Así que los datos de los que disponemos, por lo menos los que se han publicado, hablan de números que serán siempre a la baja, pero no solo: tampoco la progresión de los datos reflejará la progresión real de la epidemia, porque los números no se toman siguiendo criterios homogéneos a lo largo de estos días y semanas.

Con todo esto no queremos decir que los datos no sirvan para nada, sino que deberíamos intentar ponerlos en contexto, preguntar a quién los publica cómo se han tomado y, sobre todo, no depositar en los datos publicados todas nuestras esperanzas.

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